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miércoles, 3 de octubre de 2007

[Noticias Daniela] Nueva Caledonia

Jueves e de octubre del 2007 / 11:45 / Navegando la costa de Nueva Caledonia /Posición 22°23´S, 166°41´E /Viento 22 kts E /presión barométrica 1017.6 mb / Temperatura ambiente 26°C/ cielo despejado muy azul / navegando con genovesa tangonada, amurados a estribor.

La Bahia de Proni es en realidad el remanso de un río, rodeado de bosque, quietud y mucha tranquilidad. Lugar de montañas altas de tierra roja donde crecen una gran variedad de Pinos, y en el cual se mezclan las aguas dulces del río con las saldas del mar, formando un agua salubre de color verdoso, donde coexiste este increíble paisaje que nos dio resguardo durante la noche.
Sin nada de viento, el cantar de los pájaros y las platicas de los insectos nos sumergieron en este mundo mágico a través del cual se pierde el sentido de la orientación ya que de un momento al otro se vuelve lo mismo observar el paisaje con la cabeza viendo hacia enfrente, sobre nuestro cuello, como es normal por la forma de nuestro cuerpo, o al revés, parados de cabeza ya que el agua como un charco de aceite hace la función de un espejo mediante el cual se refleja la imagen idéntica de las montañas,
sus árboles, casi sus insectos con sus cantos y hasta la bóveda celeste que ilumina el cielo lleno de estrellas, en el agua se ven aun mas estrellas pues el plancton, (organismos diminutos que brillan en la noche y se desplazan pasivamente dentro del agua) da unos destellos luminosos de ves en cuando haciéndonos creer que hay aun mas astros brillando a nuestro alrededor, así sin mas podríamos estar observando el mundo patas para arriba y se vería completamente igual, en efecto, en estas latitudes
del mundo en las que nos encontramos, estamos al revés, pues mi tierra y mi casa se encuentran casi por debajo de nuestras cabezas, al otro lado del mundo.
Anteriormente a este inolvidable paraje pasamos tres días en la Isla de Pinos, situada a unas 50 millas de tierra firme, lugar donde descubrimos un paisaje único y un clima frío, su tranquilidad y su bahía de agua azul turquesa fueron un gran acogimiento para descansar al termino de navegar durante 690 millas náuticas, cinco días de mar que para nuestra fortuna y alegría y para cambiar un poco con la costumbre, el mar nos trato de maravilla esta vez, dejándonos disfrutar de buen alimento, buenas
horas de sueño e increíbles momentos.
Nueva Caledonia, su costa y sus islas, su viento frío, sus aguas azules y verdes, sus pinos, en especial las araucarias altas y solemnes nos ven pasar mientras navegamos a su lado y nos relatan historias de minas de níkel, su industria y su producción, también nos narran fabulas de convictos que llegaron de Paris y Algeria a finales de los 1800, haciendo de Nueva Caledonia una isla cárcel, pero las mas altas y viejas araucarias nos platican sobre la población de melanesios y polinesios que
poblaron las islas alrededor de los 1500 A.C.
Con ansias de seguir descubriendo nuevas aventuras y salivando por la tan añorada comida francesa, en especial sus baguettes nos dirigimos a la ciudad principal de esta gran Isla, Noumea.
Les madamos muchos besos
Daniela y Marc

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